jueves, 27 de mayo de 2010

Mas Alla del Palacio de Hielo.

“Cuando la humanidad abandono el Nuevo Mundo ,tras la Gran Guerra , solo a algunos se nos permitió quedarnos.Nos llamaron Hai-Mani, “Los observadores” y nunca fuimos más de cincuenta.Nuestra misión,como nuestro nombre indicaba , era escribir la crónica de los días venideros.Entonces fuimos testigos privilegiados de cómo la civilización Min-Ara resurgió de sus cenizas y retomo el testigo de sus desaparecidos primos Arais.Estimamos,con nuestras rudimentarias herramientas, que al menos unos 500.000 individuos abandonaron sus gélidas tierras natales para trasladarse al Viejo Norte y allí refundar el Imperio.Pero su reinado apenas fue una sombra desdibujada de lo que fue el glorioso Imperio Arai, el Imperio del Sol.Al menos sirvió para volver a establecer el orden y reabrir los antiguos caminos, y con ello, las comunicaciones con el resto de las razas del continente.Ello favoreció el comercio y una incipiente prosperidad, gracias a una Paz Mundial que la mayoría de ellos jamás habían conocido antes.Muchas cicatrices (muchas de ellas jamás se cerrarían), dejamos los humanos tras nuestro abominable paso por el Nuevo Mundo.Cientos de ciudades humanas, con sus imponentes edificios, quedaron abandonadas y fueron convirtiéndose en ruinas y desmoronándose lentamente ,desiertas,cubriéndose de vegetación hasta casi desaparecer.Igualmente sus nombres fueron olvidados, porque a lo largo y ancho del mundo se prohibió hablar ninguna de las lenguas humanas, y mucho menos usar ninguna de sus palabras , que se consideraron malditas.Asi nuestro recuerdo, según pasaron los siglos, fue desapareciendo, aunque muchas de nuestras aberrantes obras o de nuestros letales artefactos, quedaron ocultos,algunos sobrevivieron en profundas grietas o lugares recónditos esperando a ser descubiertos algún dia.
El imperio Min-Ara intento recuperar muchas de las tradiciones antiguas,muchas de las viejas costumbres, intentando devolver la identidad a los pueblos que vivieron antes de la Gran Guerra y que casi desaparecieron barridos por la agresiva cultura humana.Y buscaron entre las ruinas de la Gran biblioteca de Ihlamdris y entonces recordaron muchas cosas.Primero recuperaron un gran mapa e intentaron restituir las antiguas fronteras.Trasladaron a los pueblos supervivientes a sus antiguas tierras y les animaron a continuar ,como si nunca nada hubiera pasado. Y a pesar de que ni ellos mismos habían vivido en aquella época dorada anterior a la Gran Guerra, y por ello las viejas costumbres y los viejos nombres les eran absolutamente extraños y desconocidos ,a pesar de todo, refundaron las viejas ciudades con sus nombres, reinstauraron las antiguas fiestas, e intentaron recuperar el esplendor del Mundo Antiguo, sin percatarse de que se había perdido para siempre. Y al final ocurrió lo que ocurre siempre tras una gran devastación: la vida reapareció y escribió su historia de un modo nuevo y distinto.
Muy al Este del Gran Rivil y del Centro del Imperio, en las tierras que se conocieron a partir de entonces como Mar-Humini (El Mar de Hierba) apareció un nuevo pueblo.No se sabe muy bien de donde surgieron, pero muy pronto se volvieron muy numerosos: Los Mawas.Ni en las crónicas antiguas, ni durante la Edad de Coral, aparece referencia alguna de ellos.Sin embargo si que se les menciona en algún libro de historia nuestro, durante La Ocupacion, era gente menuda,a penas un metro, de piel oscura,pelo muy largo y unas protuberancias oseas que enmarcaban sus ojos, pequeños y oscuros, a modo de mascara.Se les describe como una raza muy curiosa, la que más se acerco a nosotros y se interesó por nuestra tecnología, a pesar de ser un pueblo terriblemente atrasado,como todos los nativos del Nuevo Mundo.Aprendian ávidamente según muchos estudios antropológicos.Algunos individuos fueron diseccionados en laboratorio debido a una curiosa peculiaridad que tenían.Eran muy resistentes al fuego, por lo que muchos murieron ,como conejos de laboratorio,mientras se les sometia a pruebas terri bles para descubrir el maravilloso secreto de su piel ignifuga.A pesar de todo, muchos permanecieron a nuestro lado. En aquella época no eran tan numerosos y pronto desaparecieron de las crónicas humanas sin aun,hoy en dia, saber muy bien la causa.
Su nombre Ma-Wa , significa en lengua arai : “los que cambian las cosas” y alude a su habilidad como artesanos y constructores.Tambien lleva implícito cierto matiz de maldición, ya que el prefijo Ma, en lugar de cómo “cambio” podría también traducirse como “destrucción” o “los que destruyen cosas”, hay en esta ultima acepción un cierto eco de la relación que mantuvieron con nosotros, casi como aprendices,durante la Ocupacion.
Como decía, vivieron la mayoría en el Mar-humini, pero en el lado norte del ruhnmer, el rio que divide en dos el Mar de Hierba. Alli fundaron una ciudad de adobe y piedra, viejo remedo de las ciudades humanas, y se gobernaron asi mismos con un sistema llamado “demgraza”, una especie de imitación de nuestra “democracia”,con algo parecido a nuestras elecciones, pero que en fondo escondia el gobierno de los mas ricos.Exportaron su tecnología, versiones rudimentarias de artefactos humanos, a otros pueblos y por ello crecieron rápidamente en prosperidad y riqueza.Comerciaron con el mismísimo Imperio,para los que fabricaron muchas maquinas de guerra y armas muy letales en comparación con las que fabricaban otras razas mucho menos avanzadas.Pero en el lado sur del rio, donde el mar de Hierba era mas denso e inhóspito, se establecieron pequeñas poblaciones Ma-Was que renegaban de las tradiciones humanas, como hacían la mayoría de los pueblos del Nuevo Mundo, y que vivian apegados a las mas viejas tradiciones artesanales,hacían cerámica y viejos totenes de dioses olvidados, y comerciaban con toscas obras de orfebrería con los pueblos Min-ara que bordeaban la frontera del sur.