miércoles, 22 de julio de 2009

Capitulo quinto: La Tormenta


Solía pasear con mi abuelo todas las tardes por los alrededores de la granja.Recuerdo que tenía un perro casi tan viejo como él.Para la familia era un ser adorable: jugueton,cariñoso y fiel.No sé por qué pero yo lo despreciaba.Aquel animal corria a los pies de mi cama por las mañanas e intentaba despertame a lametones.Después se quedaba mirándome mientras me arreglaba , con la lengua fuera y una expresión estúpida dibujada en la cara.
Hacía todo lo que le decían: sientate, coge esto, hazte el muerto..lo hacía babeando por doquier
.

Yo no lo soportaba, no entendía como un perro podía ser tan estúpido, era superior a mis fuerzas.Debía quererlo como los demas, sin embargo cuando se acercaba ,yo le apartaba de mí con desprecio.Y aquello me hacía sentir muy mal..En el fondo nunca me han gustado los animales..

La noche envolvía el barco como un pesado manto sin estrellas.La mayoría de la tripulación peinaba todos los compartimentos buscando al polizón, al intruso que había alterado la otrora monótona vida en alta mar.Yo me escabullí acuciado por un terrible presentimiento.

Bajé las escalerillas y entré en mi camarote.Lo hice en silencio porqué sabía que no estaba vacio , aunque a simple vista no había nadie.Encendí la luz y escudriñé cada rincón.Al final ví una pequeña sombra bajo la cama: de espaldas y en cuclillas, mi pequeña mascota lloraba desconsoladamente.Sus sollozos apenas eran perceptibles, pero verla estremecerse con cada llanto me encogió el corazón.Sin duda sufría y yo sabía porque.

-Ven aqui Mogli- le susurré.
Al oir mi voz desapareció usando aquella increible habilidad de su especie para camuflarse con el entorno.Pero seguía ahí, oculto, y ahora sólo le oía sollozar entrecortadamente.

-Mogli, soy yo..sal de ahí..venga- y estiré mi brazo bajo la cama.

Tras insistir un rato, el animal volvió a hacerse visible para después trepar por mi hombro y abrazarse a mí.Hundió su cabecita en mi pecho.Yo le acaricié sin salir del shock que había supuesto aquella
espontánea manifestación de ternura que me había golpeado como una ola a traición.Aguanté mis lágrimas y le dije en voz baja:

-¿Qué has hecho pequeño? - pero sabía perfectamente que había hecho.

Fuera la batida había terminado sin éxito.Todos estaban reunidos en cubierta bajo los gigantes focos del pesquero.El viento traía el olor de la tormenta que se aproximaba en el horizonte arrojando terribles relámpagos en la distancia.

-Parece imposible - habló el capitán al grupo.

Todos miraban pensativos la cubierta de madera llena de charcos de agua salada.

-Hemos buscado en cada mísero rincón de este barco -señalo Joe- Nadie podría esconderse tan bién.

-Si es que hay alguien realmente escondido - apostilló el cocinero con su fuerte acento ruso.- Sigo pensando que fué uno de nosotros.

Una figura apareció surgiendo de la penumbra del otro lado de los focos.Era Clive Morris.Su cara estaba descompuesta, una mezcla de ira y amargura se dibujaba en su rostro.En aquel momento una fina lluvia comenzó a caer.

-Claro que fué uno de nosotros idiotas, o mejor dicho, uno de vosotros. - En una mano llevaba una botella de ron.Con la manga se limpió la boca.Elevó aún más la voz para hacerse escuchar por encima del rugido de las olas.
- Quien ha asesinado a mi hermano es ademas un ladrón.!Un canalla!.Se llevó algo muy valioso de su habitación y juro que , cuando sepa quien ha sido..- hizo una pausa mirando a los presentes - voy a matarlo con mis propias manos!.

Acto seguido arrojo la botella por la borda y volvió a la oscuridad.

Mientras tanto, en mi camarote, mi pequeño amigo se había quedado dormido en mis brazos.Decidí devolverlo a su jaula y volver con los otros antes de que sospechasen algo.Mientras, me preguntaba que habría empujado a Mogli a matar al pequeño de los Morris.Me convencí de que seguramente lo habría hecho en defensa propia, tuvo que sentirse muy amenazado para llegar a aquel extremo.
Cuando bajé por la trampilla oculta , hice un descubrimiento terrible: al lado de la jaula se amontonaban los objetos desaparecidos durante aquellos dias.Estaba todo lo que había denunciado el capitan y el cocinero, todo salvo una cosa.En medio del botin sobresalía una joya de gran tamaño,una esmeralda verde semioculta por un trapo.¿De dónde la había robado Mogli?

Me eché las manos a la cabeza desesperado.Si los demas descubrian todo aquello..tenía que sacarlo de alli, ¿pero a donde?¿que iba a hacer ahora?

En la sala de mando el capitán intentaba contactar con alguna patrulla marítima, no estaban ya muy lejos de la costa.Sin embargo la terrible tormenta hacía rugir los altavoces con molestas interferencias.

- No hay modo de comunicarse con tierra, se acerca el temporal- dijo desesperado.
- Capitan, ¿esta usted seguro de que quiere contactar con la autoridad? - le preguntó Joe.

-¿A qué te refieres?- miró de soslayo el otro.En el viejo rostro se reflejaba la luz verde de la pantalla del radar.

-!No me miré así! Yo no maté a John, y creo que usted tampoco.Le conozco jefe.Pero piense que nos interrogarán a todos y, maldita sea mi suerte, seguro que acabo en la trena.

El viejo capitán de barco se mesó la barba pensativo.

-Es mejor que vayamos todos a dormir. Esta siendo una noche muy larga. Eso sí, duerme con tu cuchillo bajo la alhomada Joe Stanton.

-Por supuesto jefe - sonrió burlon Joe.

La galerna alcanzó el barco durante la madrugada.Las primeras luces del alba quedaron cubiertas por un manto impenetrable de nubes negras que corrían impetuosas por el cielo.La tempestad rugió con un grito desgarrado sobre olas , que se levantaban como murallas sobre el pesquero.Mientras , los vientos huracanados golpeaban el casco con violencia y el mastil crujía a punto de partirse.
Subí a cubierta antes de que todos despertasen , llevando conmigo el botin robado por Mogli metido en un saco.Lo hice cual comadreja y amparado por el ruido ensordecedor de la tormenta.

Arrastré el fardo por la cubierta de popa, manteniendo el equilibrio con dificultad,mientras las olas arreciaban a mi alrededor y me hacian resbalar.Me acerqué a la barandilla con la única idea de soltar aquello por la borda.
Entonces sentí a alguien a mi espalda. Me giré pero sólo pude acertar a ver un enorme puño descargándose sobre mi cara.Fue tan violento el golpe que salí despedido varios metros sobre el suelo de madera.Creo que estuve unos segundos incosciente hasta que el agua salada de una ola cayó sobre mi rostro.Abrí los ojos hinchados, con un dolor terrible en la cabeza, y ví una figura borrosa avanzando hacía mí. Terribles relámpagos a su espalda rasgaban cegadores el cielo negro. Llevaba una barra de hierro en su mano.
La figura se agachó a mi lado y revolviendo en el saco , sacó la joya.

-Sabía que habias sido tú..-dijo Clive Morris arrastrando cada palabra con el viento. - Eres una rata malnacida , y voy a matarte...

Lanzó una patada a mis costillas y grité de dolor. Pero mi alarido se diluyó en el vendaval.Siguió golpeándome de forma terrible mientras yo me tambaleaba al borde de la incosciencia.
La sangre se agolpaba en mis sienes y notaba el latido de mi corazón golpear violentamente , a punto de salirse de mi pecho.Los golpes cesaron.Yo yacía tumbado bocaabajo y un hilo de sangre salía por mi boca.
Clive levantó la barra sobre su cabeza para descargar el golpe final.Cerré los ojos esperando con ansias el último momento. De pronto se oyó un crujido y la grua del pesquero se soltó liberando un enorme gancho de hierro que cayó sobre la espalda de Clive. Este trastabillo por el golpe y cayó sobre cubierta de bruces.
Cuando hacía ademán de levantarse , enmedio de terribles dolores, súbitamente algo invisible desenvainó un cuchillo que guardaba en su bota y lo clavó inmisericorde en su pierna.

Clive lanzó un grito desgarrador y lanzó la barra hacia atras golpeando el aire

-Qué demonios? - chilló desesperado.

Vió consternado como el cuchillo se desclavaba solo desatando un lacerante dolor por su pierna y notó el pequeño peso de unos pies invisibles avanzando por su espalda.

Cuando oí su grito, giré la cabeza mirando hacia el cuerpo tendido de Morris.Le volvi a oir gritar , un alarido de horror, interminable, tenia los ojos desorbitados, y de golpe se cayó.
Entonces solo se escuchó el sonido de la lluvia sobre cubierta.

En la espalda del gemelo se materializó Mogli , con el cuchillo envuelto en sangre.En su mirada había un regocijo que rayaba lo aterrador.

Súbitamente se oyó un disparo como un trueno. Miré hacia atrás y ví al capitan sosteniendo una escopeta con el cañon humeante.
Detrás estaba el resto de la tripulación. Volvi a mirada hacia a mi mascota alarmado, pero ya no estaba sobre la espalda de Clive, yacia caida de bruces sobre un charco de sangre.

Quise gritar pero no tenia fuerzas.Simplemente abrí la boca estirando mi mano temblorosa hacía el cuerpecillo inerte.Las lágrimas inundaban mis ojos.

A lo lejos se oyó la sirena de un barco. La silueta de un enorme carguero chino apareció apabullante al lado del pequeño pesquero.Sus focos apuntaron hacia nuestra cubierta.Unas voces extrañas se oyeron a través de un megáfono.







lunes, 20 de julio de 2009

Hoy : Entrevista en exclusiva con el autor de La Llave

He de decir que ha sido una entrevista intensa.La tarde amenazaba lluvia y muchos de nosotros aquí en la redacción empezábamos a pensar que nuestra estrella invitada no vendría. De hecho se ha retrasado más de una hora y media! .Pero bueno, al final ha aparecido y os aseguro que ha merecido la pena.

La foto que encabeza este artículo se la hemos hecho un poco a traición,recién llegado a las puertas del periódico, de ahí la cara que ha puesto.
Si hay algo que me ha sorprendido del autor de La Llave , si es que se puede destacar algo de una persona que por otra parte es completamente anodina, es su falta de humildad.Cual estrella del rock, nos puso una serie de condiciones para celebrar la entrevista que se nos antojaron bastante caprichosas: un whisky escocés de marca impronunciable de 12 años en barrica de roble servido a 12 grados, 24 toallitas perfumadas en Hugo Bosh, autobús para recogerle y llevarle con nevera incorporada, y asi una larga lista...
Pero bueno no voy a contar nada más de lo que ha rodeado a esta singular visita y vamos directamente con lo que ha sido la entrevista:

-Buenas tardes y bienvenido..
-Buenas tardes - nuestro invitado toma un sorbo de whisky.
- La primera pregunta es muy directa , ¿se esperaba esta increíble acogida con su primera novela?
-Pues verá, si le soy sincero, si..

-Vaya , si que ha sido sincero.¿y cuál cree que ha sido el secreto de su éxito?

- Indudablemente , mi elegante prosa, y el original argumento que me se ocurrió

-Querrá decir "se me"

-¿Cómo?

-Eh..da igual.. , respecto al argumento, y no quiero ejercer tampoco de abogado del diablo, muchos comentan que ha plagiado no sólo una, sino hasta tres películas..
(Nuestro invitado vuelve a beber mientras sopesa la respuesta)

-Pues claro, las cosas no se crean de la nada.Siempre te basas en algo..
(vuelve a beber..)
-
Perdone, pero usted no se ha "basado", ha copiado literalmente diálogos enteros de otras películas.Cómo de "Tiburón", "Alíen el octavo pasajero", "Showgirls",etc.
-Ya..ya
(otra vez bebe)
-¿Ya? Bueno en fin, cambiando de tema. Es usted el autor más vendido después de Pérez Reverte, ¿cómo lo lleva?. ¿Ha cambiado en algo su vida después de este enorme éxito editorial?

-Si que lo ha hecho, tendría que ver la casa que tengo ahora

-Se rumorea , y vuelvo a ser un poco incisivo si me lo permite, que dijo que el 13% de las ventas de su segunda edición serian donados a la ONG Médicos del Mundo.Sin embargo la organización nos ha confirmado que no han recibido un duro,
-Cierto..
(bebe más whisky)

-De hecho nos aseguran que están usando el nombre de esta ONG para promocionar una versión en africano del libro sin soltarles un duro a cambio, lo que ya me parece el colmo..
-¿Que quiere que le diga? Es que es cierto..
-¿Y no le da verguenza ?
-Huy, lo de la verguenza es para los jóvenes, jeje.

-Bueno, para terminar (porque le veo un poco colorado a causa de los efectos del alcohol), ¿Cuando piensa escribir el capítulo final de esta apasionante, aunque suceptible de ser demandada por plagio, novela?

-La verdad es que ya me he cansado de escribir, no suelo pasar de las diez páginas ( lo mio no son los "tochos"), a si es que seguramente el próximo capítulo sea el último...

-Pues muchas gracias por haber estado con nosotros esta tarde.
-De nada

-Y esta ha sido la entrevista al famoso autor de La Llave, espero que les haya servido para conocer un poco mejor a este singular, por no decir impresentable, escritor. Un saludo y hasta la próxima amigos.

domingo, 19 de julio de 2009

Del sol y otras luminarias

Hay personas que son como soles. Irradian tal luz que solapan a las estrellas que tienen alrededor.Me refiero a esa facilidad que tienen algunos para atraer todas las miradas con sólo su carisma.Estas personas , de verbo facil y grandes dotes de persuasión, encandilan a las masas y hacen orbitar a su alrededor a no pocos satélites que aplauden y vitorean las ocurrencias de tan fulgurante estrella. Pienso en concreto en un sujeto admirable que ronda por mi oficina...

Ni que decir tiene que los encantadores de serpientes son más antiguos que la propia biblia.Siempre ha habido profetas subidos en polvorientas piedras predicando la verdad absoluta.Pero pocos hay capaces de desenmascarlos.. Lo malo de estas personas es que , como decía, ocultan otras estrellas que hay alrededor. ¿No es acaso cierto que cada día nuestra capacidad para distinguir lo cierto de lo aparente es cada vez más debil? ¿No preferimos ahora un gran escaparate a una pequeña tienda de barrio?.Estos predicadores son como esas cremas antiarrugas..pura fachada. Eso si, muchos de ellos acabarán siendo tu jefe. Yo prefiero la noche y las pequeñas estrellas...

lunes, 13 de julio de 2009

Capítulo Cuarto : El polizón

Dos días habían pasado desde que abandonamos el puerto.La mañana amaneció gris y la mar andaba algo picada.El capitán paseaba solitario por cubierta envuelto en oscuros pensamientos.Los demás andábamos en nuestros quehaceres matinales, yo en concreto estaba cosiendo las redes con el frío mordiéndome el tuétano de los huesos.Con mano temblorosa reparaba los agujeros mientras miraba intranquilo un frente tormentoso,que negro como la noche , iba formándose en el horizonte.
Los gemelos Morris, como siempre, se encontraban cuchicheando sobre sus asuntos en popa.Les odiaba.Y ellos me odiaban a mi.A veces me pregunto que extraña química se desata entre las personas que en ocasiones hace que se enamoren con locura y otras que se aborrezcan hasta el extremo.Los gemelos y yo eramos enemigos declarados.Pero para mi desgracia ellos eran dos y yo sólo uno, aunque muy bocazas eso si. En más de una ocasión el capitán, un hombre severo pero justo, me salvó in extremis de una paliza asegurada.Cuando esto ocurría, y yo me sentía protegido por la autoridad del barco, mi lengua viperina se desataba con los insultos más sarcásticos e hirientes jamás se hayan oído en alta mar.
Hay que decir en mi descargo que los Morris eran pendencieros y provocadores.Siempre metidos en turbios asuntos cuando recalábamos en algún muelle.En más de una ocasión la mafia , o la misma policia del puerto , subió al barco preguntando por ellos. Entonces eran escurridizos como ratas.
El capitán sabia de todo esto, pero a él lo único que le preocupaba era que la gente respondiese cuando llegaba el momento de pescar en medio de las rugientes tormentas.
Cuando John Morris pasó por mi lado le dio una patada al cubo donde guardaba los anzuelos.Yo me levanté furioso pero el capitán me echo mirada tal que volví a mi sitio refunfuñando.
Por la tarde me encerré en el camarote para estar con mi pequeño amigo.No me preguntéis por qué pero le llamé Mogli.Sé que ese nombre lo había leído en algún libro , pero era incapaz de recordar en cual. Hice varios dibujos sobre el animal, aunque este no paraba un segundo quieto. Ya estaba muy familiarizado con mi presencia, hasta tal punto, que en ocasiones se arrullaba en mi regazo cariñoso.Sin embargo lo que más me inquietaba era su carácter cambiante.Con la misma rápidez que se camuflaba pasaba del buen humor al estado más agresivo.En esos casos, dejaba simplemente que se le pasara la rabieta lo más alejado de sus colmillos.Me recordaba a veces a un pequeño niño mimado.
Observé que era terriblemente curioso, le encantaban los manómetros , las brújulas y cualquier otro artefacto que rodará perdido por el camarote.Los manoseaba con tal intensidad que cualquiera diría que los estudiaba.Había entendido a la perfección que nadie debía verle, por lo que en cuanto oíamos pasos en el pasillo, corría hacia la trampilla. Aunque tenia intención de venderlo por una fortuna al zoo de San Diego, cada día lo apreciaba más.
Aquella tarde volvía a realizar un dibujo suyo mientras le observaba fascinado como iba camuflándose con el entorno.De pronto la puerta del camarote se abrió y apareció Joe el tuerto.
Miré alarmado al lugar donde estaba mi "mono", pero este había desaparecido.

-Creo que cada día estas peor - me dijo- juraría que estabas hablando sólo.
-¿sólo?- me señale sonriente- claro, je,je. Tanto tiempo en alta mar, ya sabes..

Mi compañero se arrascó el gorro de lana sin comprender.Al final añadió.

-Nos llama el "capi" a cubierta. Nos quiere a todos arriba. Date prisa amiguito.

Al rato estábamos todos en proa, la tripulación al completo: los gemelos,el cocinero,joe, el capitán y yo.Los focos del pesquero estaban encendidos iluminando el suelo de madera, alrededor los vientos soplaban en medio de la noche.

-Me han llegado noticias de que están desapareciendo "cosas" en mi barco- dijo el capitán levantando la voz. - ..llevamos cinco años juntos y nunca había pasado algo semejante.Si hay algo que no tolero en mi barco es a los ladrones.

Hubo un silencio.Todos nos miramos con un punto de vergüenza y a la vez de sospecha.

-No sé quién ha sido, o quienes - y miró a los gemelos. Estos devolvieron el gesto con ojos arrogantes.Parecía que con ellos no iba el tema.

- Hemos pasado muchas dificultades-continuo- y siempre hemos salido del paso juntos.Por ello, y porque nunca me habéis fallado en el pasado, voy a daros una oportunidad. De mi camarote ha desaparecido una sortija, el cocinero me asegura que echa en falta un cuchillo y un cofrecillo con monedas que coleccionaba.A parte de algo de comida.Como he dicho antes, no toleraré ladrones en mi barco.El que sea que haya hecho esto que esta noche suba aquí y deje los objetos en este baúl.Nadie dirá nada y no habrá más preguntas.¿Entendido?

Hubo un asentimiento general.Las olas chocando contra el casco solaparon el incómodo silencio.
-Muy bien, si nadie tiene nada más que decir, todo el mundo a sus camarotes.
Nos retiramos todos pensativos. Cuando iba a bajar las escaleras hacia la habitación un poderoso brazo me arrastró a un rincón oscuro con violencia. John Morris, levantándome por el cuello,aplastándome contra la pared del puente de mando, me susurró:

-Sé que has sido tú sabandija, me importa una mierda lo que le robes a estos mariquitas.Pero como te vea meter tu sucia nariz en mi camarote te juro que voy a abrirte en dos con ese cuchillo que has robado.Te ha quedado claro?
Asentí casi sin respiración mientras sentía su afixiante aliento en mi cara.Cuando me soltó con una risita, caí al suelo sin fuerzas.
Durante la noche tuve sueños terribles.Soñé que me levantaba y comenzaba a afeitarme en el espejo con cara adormilada. Derrepente me hacia un pequeño corte en la mejilla.Entonces vi como mi otro yo, que se reflejaba en el espejo, se había quedado paralizado con una mueca de terror dibujada en el rostro. De pronto , dos ojillos negros surgieron de la nada, justo en frente de mi.Ni siquiera me había dado cuenta de existía algo, físico , interponiéndose entre el espejo y yo. Con la velocidad del rayo mi pequeño amigo se hizo visible a escasos centímetros de mi.Tenia la mirada enloquecida. y llevaba un cuchillo en la mano, dispuesto a ensartarme. Entonces grité.Grité con todas mis fuerzas y me desperté bruscamente.Sin embargo cuando pensé que me había quedado afónico comprendí, en la oscuridad, que no era mi grito lo que había oído, si no un grito proviniente de los pasillos de fuera.

-¿Qué demonios ocurre?- se revolvió Joe en su camastro alarmado- ¿Quién grita?
-No..no lo sé - respondí sudoroso.-viene de fuera.

La tripulación se levantó al completo. Todos salvo uno. Oímos los gritos de Clive Morris en la puerta del camarote de su hermano.

- Lo han matado!! -sollozaba.

*******************

La escena no podía ser más dantesca.El cuerpo de John Morris yacía sentado en la cama, contra la pared, completamente empapado de sangre.Había tanta que un enorme charco rojo se iba expandiendo lentamente por la habitación. El cuchillo de cocina estaba cruelmente clavado en su pecho.Tenia la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta en un rictus macabro que reflejaba el último segundo del horror por el que había pasado.Los ojos envueltos por el velo de la sangre miraban fijos un punto perdido en la pared.
Muchos no pudimos seguir mirando y ahogamos nuestras nauseas en un rincón. El capitán cerró la puerta del camarote.

Minutos después un regusto amargo como la hiel fue deslizándose entre la tripulación.Todos , salvo Clive aparte en un rincón, especulaban , reunidos en la cocina , sobre las circunstancias del asesinato.El capitán callaba. Yo no podia contener el horror que sentia por dentro.

-Era mi cuchillo... pero yo no fui, como dije antes alguien lo había robado de aquí - murmuro el cocinero con animo sombrío.

Clive, perdido en la penumbra, no dejaba de observarme vehemente , lo que aumentaba mis nervios.
Finalmente sentí que todas las miradas confluian en mí. Era algo sabido que en más de una ocasión había amenazado de muerte a John, igual que una pulga puede amenazar a un elefante.No podían creer en serio que yo podría haber hecho algo así !

- Yo no creo que haya sido el muchacho- señaló Joe, el más viejo del barco.- Le conozco bien, se le va la fuerza por la boca.Además hay un detalle, la puerta del camarote de John estaba cerrada por dentro, sólo Clive tenía llave.Sea lo que fuere lo que asesinó al pequeño de los Morris, no entró por la puerta.

- Yo también me resisto a creer que haya un asesino entre nosotros- apostilló el capitán saliendo finalmente de su letargo.- Hay algún que otro bala perdida en este barco, pero no asesinos.O eso creía hasta ahora.. En cualquier caso, podríamos tener un polizón abordo.Alguien pudo haber subido abordo en Hong Kong.

-¿Y dónde se esconde? - preguntó el cocinero.

De repente Clive abandonó corriendo la cocina, como si súbitamente hubiera recordado algo.
Todos nos miramos interrogantes.

Tras la sorpresa, el capitán dió por terminada la reunión.

-Que nadie entre en el camarote de John. Quedará completamente cerrado.En unas horas entraremos en aguas norteamericanas. Intentaré comunicar con alguna patrullera que este por la zona.Pero antes ,peinaremos este barco hasta el último rincón y buscaremos a ese polizón.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.La gente se retiró. Joe me llevó a un lado y me dijo entre susurros:
- Yo no creo que haya subido un polizón.- me dijo agarrándome por el brazo- Te aseguro que lo que se nos ha colado aquí no es humano.Tal vez Satán se haya puesto sus ojos en nuestro pequeño barco..

martes, 7 de julio de 2009

La travesía ( capítulo tercero)

No sé.No lo recuerdo bien.Sería incapaz de decirte cuánto tiempo estuve en la más absoluta oscuridad.Eso si, cada segundo duró una eternidad.Aferraba mis rodillas con histérica fuerza agachado bajo el escritorio .No veia nada, pero mis ojos no se detenian un instante hurgando en la negrura.Imaginaba monstruos terribles agazapados en las sombras esperándome.
La realidad es que el lamento inhumano que había escuchado fue breve,aunque yo seguía reproduciéndolo en mi cabeza como un grito interminable .Y por ello no paraba de temblar aterrado.
Tras un largo rato de silencio, cuando con mucho esfuerzo reuní un ápice de coraje, me arrastré fuera de la mesa y encontré el candil a tientas.Lo volví a encender.
El almacén se volvió a iluminar pero esta vez reparé en algo que no había visto antes.Detrás de unas toscas cajas de madera asomaba una jaula.Estaba semioculta por una manta raída.Detrás se adivinaban unos barrotes.No era muy grande.
Con una mezcla de angustia y curiosidad me acerqué a ella.Juraría que había visto algo moverse allí dentro.Me lo pensé mucho.Tanto que la luz de la lámpara de aceite empezó a temblar.Entonces reaccioné y con rápidez retiré el trapo.Y no habia nada.La jaula estaba vacia.

- Soy un cobarde! a mi edad con fantasmas..jaja- reí en alto.

Entonces algo pareció moverse entre los barrotes. Y callé ipso-facto.Arrimé la luz del candil al interior, tembloroso, y seguia sin ver nada.Pero me fijé con más detenimiento y derrepente un par de ojillos negros aparecieron de la nada.

-Que demonios?? -blasfemé incredulo.

Poco a poco una figura fue materializándose dentro de la jaula.Pequeña y gracil.Primero apareció una larga cola peluda, luego unas manitas y finalmente todo el cuerpo.Me quedé con la boca abierta.Nunca había visto una criatura como aquella.Me recordaba a un mono muy pequeño, de unos 40 centimetros de altura,con orejas menudas y una gran boca llena de afilados colmillos.Tenia el pelaje muy corto y la luz del candil era reflejada por su piel con todos los tonos del arcoiris.Era el ser más extraño y a la vez hermoso que había visto en mi vida.
El animalillo ,con mirada angustiada ,agarró los barrotes con sus pequeñas manos y empezó a sollozar con aquella vocecita casi humana.

-Por San Jorge -yo no salía de mi asombro- eras tú!..

Entendí que el viejo Capitan Holandes se refería a aquella criatura cuando me aseguró durante la partida que estaba apostando lo más valioso que tenía.Aquello era lo que realmente guardaba la llave.

****************

Al quinto día el terrible temporal pasó y el barco puso rumbo a casa bajo un hermoso cielo azul.Todos se alegraron por ello salvo yo. Con la partida, mis compañeros dejaban sus viejas rencillas en tierra y volvían a comportarse como solitarios lobos de mar, cada uno a lo suyo.Sin embargo , para mi, la vida abandonaba el excitante contacto con el caos del puerto y retornaba a la monotonia del día a día en el pesquero.Aunque algo había cambiado esta vez..

Cuando desperté en mi camarote somnoliento , intenté hacerme a la idea de la vuelta a la rutina...hasta que recordé la noche anterior.
Comprobé de reojo que mi compañero de habitación, el tuerto, seguía durmiendo.De un salto escapé de la litera y abrí con cuidado una trampilla del suelo .Era un viejo compartimento donde antiguamente se guardaban los bidones de combustible.Ahora lo usaba para mis libros y otros objetos que conseguía durante mis estancias en tierra.Era bastante grande. Y al fondo del todo había escondido la jaula.Bajé por unas escalerillas y caminé arrodillado.retiré con cuidado la manta que tapaba la pequeña prisión.Dentro el animalillo yacia dormido con la respiración algo inquieta.

-De momento tendrás que quedarte aqui amiguito-le susurré.

Volví sobre mis pasos y cerré la trampilla con cuidado.Joe seguia roncando profundamente.Me dirigí a la cocina del barco para intentar conseguir algo de comer para mi mascota."Será vegetariano?".No sé por qué pero al final robé unos plátanos.

El día transcurrió tranquilo.Atrás habian quedado los duros madrugones en cubierta, sacando las redes en medio de una lluvia feroz en aquel caladero del pacifico que ahora parecia tan lejano.Con la bodega llena de peces espada y atunes rojos, la misión estaba cumplida.
La única preocupación del capitán y los marineros , durante los largos dias que duraba la vuelta a casa , era la de descansar y hacer lo mínimo que exigía el barco.Por eso durante la tarde , todos los tripulantes subian a cubierta a beber cerveza y contar sus historias (siempre las mismas).Para mí, en cambio, era el momento ideal para quedarme encerrado tranquilo, leyendo en mi camarote.
Pero aquella tarde tenía algo más importante que hacer allí dentro: saqué por primera vez a mi pequeño amigo de su jaula.
Puse la caja en un extremo de la habitación y abríel cierre con cuidado. Por respuesta escuché en el interior como el bufido de un gato rabioso, luego silencio.
No sé por qué pensé que aquel animal era inofensivo, tal vez por su tamaño.Como si fuera un experimentado domador de circo, introduje un lápiz en la jaula a la vez que le animaba a salir con palabras dulces y tranquilizadoras.Mi idea era darle unos golpecitos para que espabilara.Lo que no me esperé fue la reacción.Con un chillido salvaje sacó la cabecita y como un rayo me mordió en la mano.Pegué tal grito que creí que aparecería toda la tripulación al instante entrando por la puerta de mi habitación.Pero nadie vino.El pequeño mono huyó asustado hacia el extremo opuesto donde estaba yo.Observé alarmado mi mano que sangraba abundante por dos pequeños orificios.
Mi reacción inmediata, lleno de coléra, fue tirarle algo. Pero súbitamente había desaparecido!.Parpadeé incrédulo, con cara de tonto.Miré con detenimiento la pared donde estaba hacía un momento. Al poco rato, un poco a la izquierda los colores temblaron y alli volvió a aparecer poco a poco el hábil escapista.

-Es como un camaleón..- dije para mi mismo con los ojos abiertos como platos.

Le observé caminar despacio, siguiendo estrechamente la línea de la pared y ví como se iba mimetizando con todos los objetos que iban cruzándose por su camino: una silla, el extintor,un baul...Cambiaba con tal rapidez que se volvía prácticamente invisible a los ojos humanos.Finalmente se hizo visible en el rincón.
En aquel momento saqué despacio de un cajon los plátanos que había cogido por la mañana.
"Debe tener hambre.No ha comido nada hace horas". -pensé

Pelé el plátano y con cuidado lo dejé en el suelo , a mitad de distancia entre él y yo. Pasó un largo rato hasta que el animalillo se decidió.En su mirada asustadiza había un inquietante destello de inteligencia.Parecia que estaba sopesando si yo era de fiar.
Finalmente el hambre le pudo y se acercó hasta la fruta.La comió con avidez y levantó su cabecita hacia mí mirándome desconfiado.Cogí otro plátano y esta vez lo puse más cerca de mí.
El proceso se repitió con éxito y devoró la comida.La tercera vez, fui todavía un paso más allá, le ofrecí directamente el plátano desde mi mano.Y en aquella ocasión se lo pensó más tiempo.
Miró alternativamente el objeto de su deseo y a mí, su dueño , sin saber que hacer.Pareció gemir disgustado.Derrepente se mimetizó y desapareció de mi vista.Esta vez seguí su sombra que se desplazó con rapidez hacía donde yo estaba. Cuando me quise dar cuenta , ya había trepado por mi brazo y apareció repentinamente arrebatandome el platano con fiereza.Volvió como una centella a su jaula.
Yo me quedé blanco del susto.

miércoles, 1 de julio de 2009

La llave (Capitulo segundo)


La vida del marino suele transcurrir casi toda en mitad del mar.Incluso cuando pasa largas temporadas en tierra , sólo es capaz de soñar con el océano infinito y un cielo sin nubes.
Cuando vive lejos de la costa, el marinero camina por la ciudad con la mirada perdida y se mueve torpe entre la gente , como un barco sin rumbo. El único lugar donde los marineros se comportan como auténticos anfibios es en el puerto , y sólo allí , al abrigo del rumor de las olas, están tranquilos y alegres.

Recuerdo que solía escribir sobre estas cosas en mi camarote bajo la luz de una bombilla amarillenta.A través de la claraboya observaba como pasaba otro día más sin poder abandonar el puerto.Las tormentas no habían parado de barrer la costa y las olas se levantaban y golpeaban el muelle como gigantes furiosos. Muchos de mis compañeros andaban nerviosos, como gatos encerrados. En más de una ocasión las viejas rencillas , que solían viajar calladas bajo el suave vaivén del oleaje en alta mar, surgieron rabiosas en medio de aquel cielo plomizo.Hubo que separar cuchillos y marineros a partes iguales.

Y así pasaban los días interminables, encadenado el barco en el malecón como un prisionero.
Yo miraba , bajo aquella precaria luz, la llave que había ganado la noche pasada en la partida de poker. Hasta entonces no había reparado en un detalle: tenia unas toscas incisiones que formaban un número, el trece. Mi compañero de camarote, con un ojo menos pero más perspicaz que yo me dijo.

-Seguramente abra la puerta de algún almacén del muelle.Recuerdo que cada uno tiene puesto un numerito.

-Podría abrir cualquier otra cosa-le repliqué yo. Y es que no quería que ninguno de aquellos camaradas, de frágil lealtad, pusiera demasiado interés en mi preciada llave.

En cuanto cayó el atardecer y amainó un poco la perenne lluvia , me deslizé fuera del barco.
Los muelles se encontraban vacíos salvo por alguna postrera sombra que buscaba donde dormir y se arrastraba hacia algún callejón.

Caminé por entre las estrechas callejas de los almacenes buscando la ansiada puerta.Y apareció por fin, oculta en la penumbra más allá de la luz de una farola del puerto.Puse la oreja en la madera, por si hubiera gente dentro, pero nada se oyó al otro lado.Introduje la herrumbrosa llave y por un momento pensé que aquella no era su cerradura, pues no giraba.Sin embargo cedió al fin y la puerta se abrió un quejido lastimero.

En el interior del almacén solo se adivinaban formas oscuras.Encendí una lámpara de aceite que encontré sobre un barril .La habitación se iluminó con un fogonazo y apareció ante mí , misteriosa a la luz del candil, como si fuera el decorado de un teatro antiguo. Por aquí y por allá yacían miles de objetos curiosos: estatuas clásicas,jarrones chinos, cofres tachonados de clavos.. sin duda el capitán holandés había viajado mucho y esta era la guarida donde había ido acumulando sus tesoros.

-"ahora son mios" -pensé. Pero claro, yo era en realidad muy joven.Ni siquiera recapacité un instante sobre como me llevaría todo aquello de allí.

Entre las sombras de un rincón descubrí un viejo escritorio lleno de libros.Los observé con atención : libros de cuentas , deduje por el contenido que se adivinaba bajo la capa de polvo que tenían.Había otro libro solitario abierto en una esquina de la mesa. Lo iluminé con el candil y lo leí someramente. Era una lista de cosas , un inventario del almacén.Y cada entrada tenia un breve comentario..

"Jarrón etrusco del año 834 a.c.Comprado en el mercado de Basilea,etc,etc".

A pesar de que me consideraba a mi mismo un ignorante ( ya que nunca había ido a la escuela, ni recibido formación académica alguna), miré con renovado interés a mi alrededor.Sin duda todo lo que allí debía valer una fortuna.¿Y si el holandés volvía? ¿Y si reclamaba aquello como suyo?. Leí la última entrada del inventario..

"..y mi más preciado tesoro.Comprado en Beijin a un joven misterioso, a pesar de que estaba desesperado por conseguir dinero, mi última posesión me ha costado una fortuna.Lo llaman shan fen.., espíritu de la montaña, es lo más sorprendente que he visto nunca..podría decirse.."

De pronto se oyó un golpe. Del respingo que dí tropecé y la lampará cayó a un rincón apagándose.Súbitamente,todo se quedó a oscuras.Entonces ,de lo más profundo de la negrura surgieron unos sollozos.., como si un niño llorase, aterrorizado me di cuenta que aquel llanto no era humano..